Hoy os presentamos un vídeo que muestra esta sensibilidad en uno de los aspectos más salvajes de la naturaleza: la caza por supervivencia. En el video, un leopardo hembra mató a una chimpancé para devorarla, pero al percatarse que recién había dado a luz, olvidó su presa, cuidó de la cría y la protegió del ataque de las hienas. No te pierdas los minutos finales:
En imágenes se ve cómo la felino, olvidando su instinto depredador, pone a salvo al bebé colocándolo sobre las ramas de un árbol. La grabación pone en evidencia que animales tan feroces como los leopardos actúan de forma violenta exclusivamente movidos por el instinto de supervivencia.
Los animales muchas veces dan muestra de arrepentimiento y empatía. En este extraordinario registro audiovisual vemos en una actitud digna de arrepentimiento, el felino se olvida de su “alimento” para cuidar del huérfano.
YA SABEMOS QUÉ PIENSAN LOS VEGANOS, PERO… ¿QUÉ OPINAN LOS CIENTÍFICOS?
Disponemos de uno de los pocos consensos científico que casi nadie conoce: los animales tienen la capacidad de tener conciencia. Así es. No es una locura de los veganos, ni una presunción de los defensores del derecho animal. Es consenso científico demostrados por estudios realizados en todo el mundo. Pero si casi siempre pensamos en nuestras mascotas para hacer ver la “conciencia animal”.
Sentir felicidad, experimentar angustia, compadecerse del sufrimiento de otro, ser consciente de lo que ocurre, no son experiencias exclusivas de los humanos.
Desde mediados de la década de los ’90 del siglo pasado, el avance en la neurociencia y el interés por entender el comportamiento de los animales han permitido establecer que los sentimientos y la consciencia no son exclusivos del hombre.
Los animales tienen conciencia. Son capaces de sentir y de pensar, aunque quizá de una manera más rudimentaria que la humana, por lo que tienen libertad en realizar acciones y en evitar situaciones dolorosas.
Es triste pensar que mientras la humanidad descubre la maravilla de la conciencia animal, tengamos que seguir horrorizados por la inconsciencia humana.